El olivo, como su nombre científico Olea europea sugiere, es una planta que tiene profundas y literales raíces en el Mediterráneo.
Esta planta no sólo está extendida en España, el cultivo del olivo ya por los griegos y los romanos se extendió por toda la cuenca mediterránea representando a la vez un producto utilizable en diversos campos, como la alimentación y la curación, y considerado un símbolo de paz, sabiduría y armonía (UNESCO).
Tras la 40ª sesión de la Conferencia General de la UNESCO en 2019, se estableció el Día Mundial del Olivo, y hoy 26 de noviembre de 2021 es el segundo año en que se celebrará.
En concreto, la propuesta fue presentada por Líbano y Túnez y fue debatida ampliamente por el Comité Ejecutivo de la UNESCO durante su 206ª sesión y aprobada el 26 de Noviembre de 2019 (documento 206 EX/41, UNESCO).
A lo largo de los siglos, el cultivo del olivo ha permitido, incluso a las personas con menos medios de subsistencia, cultivar y producir alimentos tanto para el consumo personal como para la venta, apoyando a las pequeñas economías familiares, gracias también a la facilidad de gestión y a los menores cuidados que requiere.
La superficie dedicada a este cultivo es de 2.584.564 ha, lo que representa el 14 % de la SAU (Min. de Agricultura, Pesca y Alimentacion) para una producción nacional de 1,12 millones de toneladas y una producción mundial de unas 365 mil toneladas de aceite y 40 mil toneladas de aceitunas de mesa.
Los objetivos de la PAC y la importancia del olivo
Permítanme recordarles cómo las plantas absorben CO2 para liberar oxígeno a la atmósfera, una parte del dióxido de carbono se pierde a través de la respiración, otra se almacena creando los llamados carbon sink.
Los árboles tienen un alto potencial de fijación de carbono debido a su largo ciclo de vida, y el olivo, que es una planta centenaria y tiene un ciclo más largo que muchos otros árboles y especialmente los frutales, es crucial en este proceso.
Varios estudios (entre ellos Proietti et al. 2016 y Nardini et al. 2013) han evaluado la capacidad de absorción y almacenamiento de CO2 del olivo, en particular el estudio de Proietti muestra que el olivo tiene una capacidad de almacenamiento seis veces superior a la del roble e igual a la del nogal y Del álamo.
La Política Agrícola Común (PAC) ha fijado nueve objetivos para el periodo 2021-2027, uno de los más importantes es la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, incluido el CO2, para contener el cambio climático, con el objetivo de que las emisiones sean nulas en 2050.
En este contexto, la decisión de establecer un Día Mundial del Olivo devuelve el valor a este cultivo y permite protegerlo, mejorar y hacer más eficiente el proceso de producción y posicionar mejor el mercado, creando conciencia y sostenibilidad, y finalmente mejorando los ingresos de los productores.
Además de estas consideraciones funcionales a la productividad nacional y al bienestar de los olivicultores, como hemos visto, el olivo puede contribuir activamente a la gestión del cambio climático, activando procesos de gestión virtuosos y utilizando mecanismos de seguimiento de los cultivos.
Por último, pero no menos importante, la protección del olivo representa un importante valor añadido para la conservación de los entornos en los que se cultiva, representando un componente paisajístico esencial y consolidado.