El mercado agrícola acompaña la evolución de la humanidad. En los últimos años, gracias a la tecnología, el cambio dentro del sector es cada vez más importante.
Desde el nacimiento del hombre hasta el siglo XX
A lo largo de los milenios, la agricultura siempre se ha apoyado en grandes innovaciones, empezando por los equipos puramente manuales, pasando por la mecanización y termin3ando por la digitalización.
En el último siglo, y especialmente en los últimos 30 años, esta evolución ha experimentado un crecimiento exponencial.
A mediados del siglo XIX se experimentaron las primeras técnicas de agricultura de precisión, los investigadores Gilbert y Lawes (c. 1843) estudiaron los efectos positivos de los nutrientes y productos según las variedades del campo.
Pero fue en los años 50, con la Revolución Verde, cuando empezaron a aparecer los primeros signos de un progreso que tendría importantes implicaciones innovadoras.
De hecho, es a partir de este momento cuando con la introducción de nuevas tecnologías como la mecanización avanzada, los productos fitosanitarios, los fertilizantes específicos, y el uso de técnicas innovadoras (como la mejora genética con la introducción de variedades cada vez más seleccionadas y resistentes), mejoraron tanto la cantidad como la calidad de la producción.
A mediados de la década de 1970, las tecnologías relacionadas con el sector agrícola siguieron desarrollándose y mejorando; el origen de estos sistemas procedía de los centros de control militar de Estados Unidos, que también introdujeron los primeros sistemas de «teledetección» con el lanzamiento del primer satélite Landsat en 1972.
Citando el texto Historia de la Agricultura Italiana, «… Muchos estudiosos se han dedicado desde finales de los años ochenta a describir estos principios (de la PPA), resumiendo las técnicas de aplicación con diferentes términos (agricultura por el pie, agricultura por el suelo, tecnología de tasa variable, producción de cultivos específicos para cada lugar, etc.). En resumen, la agricultura de precisión pretende regular las intervenciones integradas en función de las necesidades del cultivo en el lugar y el momento en el que se aplica».
Además, los microprocesadores se introdujeron en los años 80 y el GPS (Sistema de Posicionamiento Global) a principios de los 90.
La década de los 90: el inicio de la revolución digital en la agricultura
Todas las innovaciones y avances realizados a lo largo de los años también han estado influenciados por una creciente demanda de alimentos.
La población mundial ha crecido exponencialmente, pasando de 2.000 millones en 1950 a 4.000 millones en los años 80, a 5.000-6.000 millones en los 90 y a 8.000 millones en la actualidad.
El mundo agrícola ha intentado adaptarse cada vez más a este progreso. La agricultura de precisión, ya se hablaba en los años sesenta y setenta, pero se consolidó en los noventa con la teledetección, las imágenes por satélite y los sistemas de sensores. En la actualidad ha empezado a delinear una nueva fase, la Agricultura 4.0.
ADP se define como «el conjunto de tecnologías que permiten gestionar la variabilidad en el campo, dando a cada planta lo que necesita, exactamente cuándo lo necesita. El objetivo es maximizar la producción o aumentar su calidad, eliminando los residuos. Beneficiando al agricultor y al medio ambiente».
La conquista agrícola de los sistemas innovadores también se ha producido gracias al crecimiento de los sistemas informatizados de recolección y análisis de datos, con diferentes herramientas como el hardware y el software específico.
Junto a ellos, la adopción de sistemas integrados de recogida y tratamiento de datos, con especial atención al análisis de la vegetación, ha permitido utilizar correctamente la precisión que se buscaba con los métodos anteriores, yendo a intervenir específicamente en determinadas zonas del campo que presentaban, por ejemplo, déficits hídricos o nutricionales.
La agricultura 4.0 en el mercado mundial actual y futuro
Hasta la fecha, sólo el 1% de la superficie cultivada del mundo está cubierta por la tecnología agrícola.
En Italia, el mercado de la agricultura 4.0 representa alrededor del 5% del mercado mundial (OSAF, 2019).
Entre los años 90 y 2000, los sistemas de agricultura de precisión se optimizaron e integraron con otros sistemas innovadores de apoyo tecnológico a las explotaciones.
En un primer momento, se mejoraron los sistemas de recogida de datos, con el uso de estaciones meteorológicas clásicas, que se actualizaron mediante el uso de la conectividad remota y la energía renovable. También con la introducción de sistemas de sensores cada vez más desarrollados y precisos y, por último, mediante el uso de drones y sistemas de reconocimiento aéreo, incluidos los vehículos automáticos no tripulados.
En la actualidad, a la Agricultura de Precisión se le ha unido el Internet de las Cosas, que ha aumentado un 63% en comparación con el 2018, lo que confirma la creciente importancia de la recopilación y el uso de datos en la agricultura. Asociados a esta solución están los sistemas de apoyo a la decisión que se están extendiendo cada vez más en la gestión de los cultivos (OSAF, 2019).
Existe un gran interés en el sector comercial y de marketing, el cual se refleja con las tecnologías blockchain, la cual facilita la trazabilidad de la cadena de suministros y la certificación de los productos desde el origen hasta el consumo. Este sector ha experimentado un crecimiento del 111% en el último año, lo que lo convierte en una de las soluciones tecnológicas más relevantes entre las propuestas (Gráfico de la Fig. 2, OSAF, 2019).
En el gráfico extraído del informe OSAF 2019, podemos observar las soluciones más relevantes hasta la fecha para la trazabilidad de los productos agrícolas.
El futuro de la agricultura estará representado cada vez más por los sistemas automatizados (drones, sensores) y el apoyo a la toma de decisiones en el campo (previsión), la trazabilidad de toda la cadena de suministros y la certificación de productos.
Hasta la fecha, las soluciones adoptadas han permitido aumentar la producción agrícola, pero su difusión es aún muy limitada.
En conclusión, podemos decir que para satisfacer las necesidades alimentarias de una población en crecimiento exponencial como la nuestra, habrá que aplicar técnicas cada vez más innovadoras para reducir el desperdicio de alimentos y aumentar la eficiencia de la producción agrícola.
El principal objetivo de una agricultura tecnológica y sostenible es producir más con menos recursos, optimizando los procesos y evitando el desperdicio tanto de producto como de energía.