Las nubes de langostas recuerdan las plagas de Egipto. Grandes insectos que colonizan las tierras de cultivo y devoran nuestras cosechas, causando importantes daños a la producción y a la calidad de los cultivos.
Desde hace algunos años, estos insectos crean problemas en los cultivos, especialmente en Extremadura.
Pero, ¿a qué se debe esta presencia? ¿De dónde vienen? ¿Y hay remedios?
Averigüémoslo juntos.
¿Qué es exactamente una langosta?
Su nombre científico es Dociostaurus maroccanus, conocido como piquituerto. El nombre vernáculo se debe a la cruz del pronoto, la parte dorsal del primer segmento del tórax del insecto.
El insecto es de color rojo con manchas más oscuras. Los machos y las hembras difieren en tamaño, los primeros miden alrededor de 28 mm y las segundas hasta 35 mm.
Hiberna en forma de huevo en el suelo en unas estructuras denominadas «cerbatanas» y realiza una camada al año.
Los huevos eclosionan, dando lugar a los neánidos en abril y maduran gradualmente. El vuelo de los adultos comienza en mayo, aproximadamente un mes después de la eclosión de los huevos, y continúa hasta junio. Es durante este periodo cuando se produce el apareamiento durante las horas cálidas del día.
Al final del ciclo, las hembras depositan sus huevos en ootecas, unas dos o tres, cada una con 30 huevos. El desove ocurre en el mismo lugar del año anterior, pero también pueden cambiar el lugar de desove si encuentran un suelo compacto y seco.
Pueden colonizar incluso unos pocos metros cuadrados con varios miles de huevos.
Las estaciones secas aumentan la posibilidad de colonizar ciertas zonas.
¿De dónde viene la langosta?
Es originaria de Marruecos, donde los factores climáticos y la disposición del terreno lo han hecho posible. Está muy extendida en el norte de África, el sur de Europa y el oeste de Asia.
Se desarrolla principalmente en zonas no cultivadas, como terrenos o pastos, especialmente si la tierra no ha sido trabajada, destruyendo las ootecas.
Ataca diferentes tipos de cultivo.
¿Qué está sucediendo en Extremadura?
Muchos agricultores de diferentes partes de la comarca La Serena, una región al este de Badajoz, vienen siendo afectados por una plaga de langostas. Esto puede desarrollar el fenómeno llamado Gregarización, terminando con un gran número de cosechas.
Según los medios locales de Extremadura, diferentes ganaderos y agricultores están reclamando a la administración de la Junta de Andalucía un mayor número de tratamientos fitosanitarios para contener la expansión de esta plaga, la cual se encuentra en su fase solitaria, siendo así un riesgo local para pastos y cultivos. Se calcula que son alrededor de 400.000 hectáreas que podrían verse afectadas a causa de este animal.
Como ha indicado ya la Junta de Andalucía, la langosta mediterránea «tiene la mala costumbre de comer mucho y casi de todo”. Sin embargo no es la primera vez que esto ocurre. Extremadura ha sufrido diferentes problemas en sus cultivos por culpa de la langosta mediterránea. Ya que en sus fronteras se ubican dos de las cinco zonas ideales para la convivencia de este insecto.
Intervenciones
En el pasado, como se ha mencionado, se utilizó un escarabajo depredador natural Ia Variabilis mirabilis, lo que condujo a una reducción del Dociostaurus maroccanus. Hoy en día parece que ya no tiene el mismo impacto en el control de este patógeno, probablemente favorecido por el cambio climático en detrimento del escarabajo depredador.
Sin duda, las intervenciones con menor impacto son las agronómicas, ya utilizadas eficazmente en el pasado. El laboreo es extremadamente importante, especialmente en las partes marginales de los campos.
Se puede optar por el arado y el laboreo en las zonas muy afectadas. O se puede intervenir con un laboreo superficial en otoño-primavera para eliminar y destruir el ooteche.
Sería útil cultivar las zonas no cultivadas y renovar las praderas, así como realizar labores de labranza, especialmente en las tierras orientadas al sur y no cultivadas, que son más propensas a la sequedad.
Como ya se ha mencionado, la Agencia Laore está interviniendo con tratamientos a base de deltametrina en los huevos y en las crías, siguiendo los protocolos de Gestión Integrada de Plagas o Lotta Integrata.